Seamos honestos, extrañamos el impulso que nos permitía correr dos kilómetros tras un autobús que se iba. Extrañamos la energía que nos movió a recorrer media ciudad a un lugar desconocido, sin dinero, sin dirección y sin idea de que hacer al llegar. Extrañamos los pensamientos lógicos para saber donde se encontraba. Extrañamos forzar coincidencias, preparar casualidades, creérnoslo y saludar 5 veces al día a la misma persona. Extrañamos quedarnos horas y horas hablando. Extrañamos correr entre árboles y ocultarnos en sus sombras. Extrañamos la paranoia de quienes ocultan un secreto al sol. Extrañamos abrir vacíos espacio-temporales para nuestros encuentros. Extrañamos ocultarnos y poder reír sin que nadie nos vea. Extrañamos decir te quiero y sentir como cada partícula nuestra se estremecía.
Extrañamos zcapar.