jueves, 11 de agosto de 2011

Itinerario

Sabemos que no se puede salir.
Solo tenemos visita hasta las 6 pm.
Solo tengo dos personas que me ven.
Ahora solo tengo una, espero a la otra.
Mis brazos están dolidos, las cintas hacen más daño de lo que parecen.
Van siendo la una: almuerzo.
Solo puedo ir al jardín acompañado.
La sala es espacio libre hasta las 9 pm.
A las 11 pm todos estamos dormidos.
Para las 3 am entramos en REM.
Nos levantamos a las 7 am, comemos.
Deambulamos, tomamos la pastilla.
Es una cápsula cada 4 horas.
Esperamos visitas, solo viene él y no lo ven.
Cuando venía ella todos la miraban.
A las 6 pm la extrañamos.
A las 10 pm nos olvidamos de extrañarla.
Son las 00:00 horas no puedo dormir.
Las nuevas pastillas causan insomnio.
Tengo que pedir otras.
Un vecino grita, despierta a todos.
Es la pesadilla de cada mes.
Mis pupilas se dilatan y visualizan
         el desierto tropical a través de estas paredes

Mis pies indican que es imposible mantenerse
en esas cuatro lineas si rompemos una
                                                          esquina sera
                                                                posible salir

Mis manos deciden que es mejor saltarlas
-mucho más emocionante y menos trabajoso-

Ya afuera nos sabemos perseguidos
              y eso es lo divertido
Lástima del viejo que nadie escucho
aún espera a sus discípulos
Ellos me guían a un escondite
       ahí esperaremos a sus lobos y a él
que deben oler mi sangre.

Ya darán con nosotros,
          pero no hay insomnio
                  y podemos descansar
Todo está callado, silencioso
nosotros esperamos con paciencia,
su ausencia es melancólica

Intentamos dormir, sumirnos en sopor oscuro,
pero un anciano profetiza nuestra muerte
y nos arrebata del trance órfico.

Tan seguros del destino
empezamos a odiar la espera.
Mis manos tiemblan y sé que es hora de salir

miércoles, 3 de agosto de 2011

Las criaturas de mi ira
se amontonan en mis brazos
y el ser inquietante susurra
una y otra vez "nada importa",
me dejo llevar por mis pies
mi cuerpo sucumbe y
mis manos acarician la pared

Los lobos han empezado la huida
y mis manos vestidas de escarlata
los van atrapando uno a uno,
los van empujando, destrozando,
extirpan sus colmillos, su ser ajeno

Ya no temo, ya no los veo
pero siguen en sangre.
Una flecha clavada en mi pecho
indica el contraataque
no grito, no lloro, no hago nada
ante esa impasibilidad ellos no me tocan
me temen, temen mis ojos vacíos
mis manos llenas de ellos

Detesté su mirada sobre ella, no invoque a otro dios sólo use mi grito contra él.