Las palabras que siguen retumbando,
periódicos que ya caducaron,
ese bajo incesante en mi oído,
componiendo por tres días
la misma melodía monotoma.
Mi voz es un eco en mi cráneo, como si todo estuviera vacío.
Me cubro los oídos, pero sus voces se filtran y van dictándome a susurros el itinerario para el siguiente viaje
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